Para quienes ejercen esta noble labor queda claro que  probablemente no hay un trabajo más demandante, desafiante y exigente que hacerlo desde las distintas áreas del saber, particularmente si se trata de enseñar en este nuevo siglo que obliga moverse en rápidos ni menos decididos cambios dejando muchas veces de lado el tradicional rol docente y prácticas pedagógicas asociadas.

Tarea titánica a conseguir en diferentes frentes como el involucrar al colectivo de una clase para desarrollarla debidamente motivando de por medio a centenares de niños y jóvenes a los que cada profesional de la educación debe atender diariamente; o el preparar y corregir guías, trabajos y pruebas en tiempos que están, muchas veces,  fuera de las horas de aula pidiendo prestadas horas al tiempo del descanso del fin de semana.

Esos son tan solo retazos de algunos de los desafíos y retos que movilizan diariamente a las profesoras y profesores en cada rincón de nuestro país y cuya fecha oficial se recordó el domingo 16 de octubre dando paso a su conmemoración anticipada en muchos centros educacionales.

En el Instituto San Martín, ella se celebró compartiendo una once que ofreció el Centro de Alumnos (CAIS) el jueves 13, instancia propicia que tuvo este importante estamento estudiantil marista para destacar el rol de cada educador del instituto que sigue la huella de su fundador, Marcelino Champagnat.

El viernes 14, previo cambio de actividades, posibilitó que los profesores dejaran libros de clases, bolsos, mochilas y computadores para dedicar el tiempo a la recreación distendida, compartir y ser atendidos durante una jornada matinal que concluyó con un muy conversado almuerzo de camaradería.

Las actividades de conmemoración y reconocimiento de la labor formativa y educativa que realizan los profesores tendrá su cierre durante la cena que el Centro de Padres del instituto les ofrecerá la noche del jueves 20 de octubre.

“Día del Profesor” efeméride que no debe pasar por alto durante este mes –ni cada día- reconociendo un trabajo que conlleva entrega, cariño y sacrificios; vocación para acompañar y formar con la palabra amable, cordial y amigable, o la entereza y autoridad del acto que corrige a cada estudiante cuando así amerite la situación.

Actos diarios que se enlazan con altas cuotas de paciencia, entusiasmo y entrega junto a la necesaria humildad que sabrá enmendar el error cuando se yerra; abiertos a escuchar y profundos en la reflexión, organizados y planificados, motivadores, observadores y orientadores para niños, jóvenes, padres y apoderados.

Responsables e íntegros en la tarea de acompañar a las nuevas generaciones; en síntesis, una pléyade de mujeres y hombres sostenidos por el ejemplo de grandes educadores que les antecedieron -Andrés Bello, Amanda Labarca, Matilde Huici, Gabriela Mistral, Manuel Guzmán, Juan Gómez Millas, Miguel de Cos, Jovino Morala y muchos más- cada cual desde su vereda y campo de acción  que han merecido llevar el ilustre nombre de Maestro.