La casa de La Valla es el icono que orientará el tercer año celebrativo del bicentenario marista, desde agosto de 2016 hasta agosto de 2017. La celebración central será en torno al 2 de enero cuando se cumplan los 200 años de la fundación.

Tanto ayer como hoy, a miles de kilómetros de distancia y con el crono avanzando inexorable hacia los doscientos años desde la promesa de Fourvière, los maristas del Instituto San Martín de Curicó se reunieron en torno a dos hitos celebrativos: el primero, el cumpleaños de Jaime Inostroza rector del Instituto San Martín (ISM), y en el segundo, la conmemoración masiva de todos los cumpleaños de los miembros de esta comunidad que celebraron un nuevo año de vida en la primera mitad del año, evento organizado y preparado por el Bienestar Celebrativo del personal del ISM.

Actos de fraterno, franco y distendido diálogo entre los integrantes de una comunidad de educadores, auxiliares y administrativos que juntos compartieron en torno a esta nueva gran mesa.

Es interesante reflexionar que, a pesar de la distancia y tiempo, un mismo espíritu busca ser sembrado en Curicó. Quizás este mes de Julio de 2016 en que comienza a vivirse este nuevo año de la Valla, sea un buen inicio para comprender que ella – la casa y la mesa- simbolizan el espacio interior en que cada uno es habitado por un Misterio: el espacio de la interioridad, de la dimensión mística y del encuentro con la propia existencia humana.

Al celebrar la vida de quien dirige al instituto junto a la de muchos más, celebramos también la existencia de un sinnúmero de personas que a diario cultivan en el silencio y la reflexión personal -en el interior de su propia casa - el sueño de Marcelino Champagnat en torno a una mesa, mueble con múltiples usos domésticos que está dispuesta para trabajar, comer o simplemente dialogar y soñar un mundo mejor construyéndolo a través de la educación.

Texto y fotos:
Profesor Francisco Contreras Robles