La celebración dedicada a ellos les encomendó a la Buena Madre, leitmotiv del quehacer de los maristas en el mundo invitándoles a seguir el ejemplo de San Marcelino Champagnat para recurrir siempre a ella para agradecer o implorar siempre al alero de su maternal manto protector.

Con el recuerdo latente de esos momentos, el presente les invita a serenarse, reflexionar y adoptar decisiones como muchas que deberán adoptar en sus vidas. Es momento de confiar en sus capacidades y en lo conseguido en años de trabajo que al final de cuentas son el mejor capital para seguir construyéndose y creciendo en un permanente continuo.

Muchas puertas siempre se abrirán en el camino de la vida; siempre germinará una nueva posibilidad.

“Confiad, recurrid…” pues la confianza es la actitud propia del que espera el bien y es a través de ella que se percibe el mundo y sus desafíos como algo bueno, a los demás como seres con quienes construir y al futuro en ciernes como una oportunidad con características siempre positivas.