Coordinados desde el ISM Curicó por GESTA se distribuyó ayuda
Tal vez para muchos Nirivilo es una palabra extraña, lejana; pero ha sido muy recurrente en los medios de comunicación durante estos días. Se trata de una localidad ubicada en la comuna de San Javier que fue diezmada por los incendios forestales: hasta allí ha llegado también la ayuda marista.
Nirivilo significa en mapudungun “culebra-zorro” y junto a muchos otros lugares fue seriamente afectado por el infierno de los incendios que han azotado y destruido miles de hectáreas del Maule y regiones vecinas.
Hasta hace unas semanas era un territorio de verdes matices aquejado por una prolongada sequía y dominado por una exacerbada forestación maderera, territorio productivo que rápidamente tornó al igual que muchos otros puntos en una réplica más que real de alguno de los círculos del infierno de Alighieri.
Hoy, esa zona se ha teñido de gris, con vahos de humo, tizne y hollín que auguran –así sea- la atenuación de los destructivos incendios que arrasaron con la vegetación, la vida silvestre, los hogares y el sustento productivo de pequeños parceleros.
Una vez superada la emergencia habrá que recuperar ecosistemas, la productividad de los habitantes de las zonas afectadas porque muchas personas perdieron sus empleos, su capacidad de trabajo, sus ingresos.
Mientras tanto Nirivilo, Corrientes, Santa Olga, Los Naranjos, Hualañé y muchos otros parajes de la región del Maule han estado recibiendo la ayuda solidaria de las manos unidas de la Familia Marista que a través de la Fundación Marista por la Solidaridad, GESTA, tuvo al Instituto San Martín de Curicó como centro de recolección de los aportes de la comunidad local y del invaluable apoyo de otros colegios de la congregación que se juntaron para paliar el dolor de decenas de personas a quienes han ayudado a ponerse de pie, a reiniciar la marcha y a reconstruir.
Sencillo gesto -de muchos más que tendrán que venir - para despertar a un nuevo amanecer dejando atrás una oscura pesadilla.