Momentos de reflexión personal y comunitaria son frecuentes en el ISM
Cada cierto tiempo, la comunidad de profesoras y profesores del instituto marista de Curicó se reúne en torno a la oración..
Si buscamos el origen etimológico de la palabra “orar” podremos ver que proviene del latín “orare” y simplemente significa “hablar, pedir, rogar.”
Estas acepciones están presentes cuando una comunidad se reúne en torno a la palabra compartida en ese momento: un instante de reflexión, de reencuentro consigo mismo y con los demás. Fundamentalmente un dialogar con Dios.
Juan Pablo II manifestaba que “la oración es el reconocimiento de nuestros límites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por tanto, no podemos menos de abandonarnos a Él, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza […]. La oración es, ante todo, un acto de inteligencia, un sentimiento de humildad y reconocimiento, una actitud de confianza y de abandono en Aquel que nos ha dado la vida por amor. La oración es un diálogo misterioso, pero real, con Dios, un diálogo de confianza y amor.”
Habiendo diversos tipos de oración (contemplativa, discursiva, etc.) ella permite elevar los espíritus hacia trascendentes esferas. Eso y más son los alcances que para los profesores del Instituto San Martín han significado los momentos de oración: para pedir por los enfermos y necesitados, agradecer y sintonizar en comunión para enfrentar un nuevo año escolar, recibir el evangelio cotidiano y, dicho sea de paso, disfrutar amenamente con un anecdótico recuento que realizó uno de los nuestros –Profesor Pedro Llantén- durante su reciente experiencia de servicio marista en Brasil.