La invitación a la Eucaristía tuvo amplia recepción en la comunidad escolar que colmó el salón Champagnat siendo presidida por el sacerdote Jorge Vásquez. De carácter afable haciendo honor a su origen campechano y colchagüino, el religioso condujo de manera muy cercana y enérgica este primer encuentro con la palabra de Dios y que mes a mes se irá repitiendo como una manera de acercar a la comunidad marista de Curicó en torno al instituto San Martín y el cultivo de la fe.

El Pbro. expresó que la voluntad de Dios en el seno marista es “dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar” y este aparente acto de amar, tan sencillo, involucra un conocimiento de lo que Jesús aprecia en cada uno: un reconocimiento de nuestras virtudes y defectos invitándonos también a amar a los hermanos a través de simples y “carismáticos gestos agraciando al otro”: siendo un rostro de misericordia, conociendo al otro, siendo un puente de “gracia, de alegría y de esperanza”. Esto invita a no construir murallas como son la soberbia, el orgullo que tanto daño causan al hombre. Un llamado que recordó a San Pablo quien sostuvo que al miedo y al mal se le vence con amor, haciendo el bien y mostrando un rostro de alegría y esperanza.

El rector del Instituto San Martín, Sr. Jaime Inostroza Marín destacó la llamada a la transformación a la que convoca el último Capítulo General y que, al mismo tiempo interpela a un envío para estar con los niños, niñas y jóvenes que con su paso revitalizan al instituto como igualmente lo hacen diariamente  profesores,  familias, administrativos y auxiliares. 

Asistió también  a la misa,  la vicerrectora del colegio y Secretaria Ejecutiva de Misión, Sra. Marcela Hormazábal, Hermanos Ángel, Rafael y José Luis; profesores, representantes de estamentos, administrativos, padres, apoderados y estudiantes que observaron atentamente la conformación del símbolo del XXII Capítulo General que ha reconocido cinco llamadas o desafíos:

1. Familia carismática global, faro de esperanza en este mundo turbulento.
2. Ser el rostro y las manos de tu tierna misericordia.
3. Inspira nuestra creatividad para ser constructores de puentes.
4. Para caminar con los niños y jóvenes marginados de la vida, y
5. Responder audazmente a las necesidades emergentes.