El Jueves Santo es parte vital de la Semana Santa la que es a su vez la Semana más importante de la celebración del misterio cristiano porque en ella se evocan los acontecimientos finales de la vida de Cristo.

Su antigüedad celebrativa se remonta a los tiempos de Jesús, como puede concluirse de la lectura de los Evangelios donde se recuerda lo que aconteció cada uno de los últimos días de su existencia.

El Jueves Santo se recordó en el colegio marista de la tierra de agua negra, Curicó,  con un cambio en las habituales actividades escolares. Dicho cambio que preparó la coordinación de Evangelización Explícita con el firme apoyo de los profesores y tutores, acercó a los niños del preescolar, de la enseñanza básica y a la juventud de la enseñanza media inicial y superior a reflexionar y destacar las necesidades actuales del curso o ciclo  y las problemáticas que afectan a la sociedad limpiando los corazones y promoviendo el cultivo de actitudes de cercanía y empatía con el que está en nuestra cercanía.

Manualidades, recortes, debates y diálogos salpicaron con grandes aportes a una comunidad escolar que sintonizó con esta fecha del calendario católico para profundizar en el Misterio Pascual, amor transformador de Dios en los hombres.

Así fue el Jueves Santo en que con gestos simbólicos, niños y jovenes maristas celebraron la Última Cena de Jesús, cena que el hijo de Dios tuvo con sus apóstoles, lavándole los pies y dando un ejemplo de servicio.

La galería fotográfica que acompaña esta nota da cuenta de una parte de lo acontecido en dicha jornada.