Con el Domingo de Ramos, que hoy celebramos, iniciamos la Semana Santa llamada también “Semana Mayor”. Esta semana tiene por finalidad recordar la Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en Jerusalén.

Podemos sintetizar lo que debe ser nuestra actitud en estos días con las siguientes palabras: entusiasmo por el Señor, adhesión a Él en su Pasión y fe firme en su triunfo.

Espero que el siguiente relato, muy emotivo, sucedido un Viernes Santo les deje una gran enseñanza para esta Semana Santa.

Juan Gualberto nació en Florencia (Italia) de familia muy rica, y su único hermano había sido asesinado. Era heredero de una gran fortuna…

Un viernes Santo, iba por una calle rodeado de varios militares amigos suyos, y, de pronto, se encontró en un callejón con el asesino de su hermano. No tenía por dónde huir, y Juan dispuso matarlo allí mismo.

Pero al hombre se le ocurrió una feliz idea: se arrodilló, puso sus brazos en cruz y le dijo: - Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida.

Al ver Juan Gualberto aquellos brazos en cruz, se acordó de Cristo crucificado. Se bajó de su caballo, abrazó al asesino y le dijo:

- Por amor a Cristo, te perdono.

Juan Gualberto siguió su camino y, al llegar a una Iglesia, se arrodilló ante la imagen de Cristo crucificado y le pareció que inclinaba la cabeza y le decía:

- Gracias, Juan. Desde aquel día, su vida cambió por completo. Pidió ser religioso benedictino e ingresó al monasterio de San Miniato al Monte. Murió el 12 de julio de 1073.
Fue canonizado por el Papa Celestino III el año 1193.

ENSEÑANZA: Hay vidas que dan muerte.
Hay muertes que dan vida.

Aprovecho para invitarles al Retiro Espiritual del Viernes Santo,22 de abril, que tendrá lugar en el Instituto San Martín de o9,00 a 12,30 horas. Traigan mucho entusiasmo, la Biblia o el Nuevo Testamento y un lápiz.

FELIZ SEMANA SANTA